Hay sesiones de fotos que se planean y luego están estas, las que surgen porque sí, porque el día está demasiado bonito como para no retratarlo. El pasado sábado, Manu y yo paseábamos por el paseo fluvial y el parque estaba tan puramente otoñal que era imposible no emocionarse. Ha pasado el suficiente tiempo como para que hayan caído miles de hojas no el demasiado como para que los árboles estén desnudos, por lo que es el momento ideal para jugar.
Y así es como, una vez más, me dejo llevar por la belleza de esta estación. Mientras el resto de bloggers ya llevan semanas publicando contenido navideño, yo sigo siendo feliz saltando sobre montones de hojas secas.
No me entendáis mal, me ENCANTA la Navidad y estoy deseando vestir con jerséis de renos a todas horas, pero aún sitio que puedo aprovechar un poquito más el otoño. Ya os cansaréis de prendas con cuadros, ya...