Estaba navegando por mis blogs favoritos cuando leí la siguiente frase en el de Carly (que, para los que no me conozcáis lo suficiente, es mi #1 blogger favorita incuestionable): "la vida no sigue una línea recta, ni siquiera para aquellos que tienen todo planeado". Lo cierto es que nunca suelo escribir un post reflexivo basado en otro anteriormente escrito, pero cuando leí esto supe que tenía que "hablar" de ello.
Por unas cuestiones o por otras, esta es mi situación personal. Si la vida realmente fuera una línea recta, yo hace tiempo que hubiera descarrilado. En este punto de mi vida siento que voy dando tumbos. He cambiado tantas veces de rumbo que he olvidado cuál era mi meta original, si es que alguna vez tuve una.
Pero aunque pueda sonar triste o decepcionante, para mí es todo lo contrario. Ya no es que mi vida no sea una línea recta, sino que me niego a pensar que pueda serlo. Si me hubieran preguntado acerca del tema hace tan solo unos meses, probablemente me hubiera puesto a llorar desconsoladamente, pero en este momento creo firmemente que no tener un camino marcado es lo mejor que nos puede pasar.
Foto hecha por Manuel Laya |