Manu y yo fuimos de viaje a Barcelona desde el viernes hasta el martes. Ninguno de los dos conocía la ciudad y decidimos escaparnos unos días. Pese a que sí hemos conocido la Ciudad Condal y lo hemos pasado genial, no fue un viaje de relax, precisamente, y ambos llegamos cansados hasta los huesos. Y esta semana no ha ayudado, desde luego.
Del viaje ya os hablaré a partir de la semana que viene. Hoy quiero hablar de otra cosa.
No soy ninguna influencer, eso está claro. Solo tengo este blog como un hobby y es algo que me encanta. Pero últimamente me he encontrado a mí misma especialmente preocupada por publicar a tiempo, publicar esto o aquello... Y me he sentido bastante agobiada. He tenido que recordarme que yo no hago esto ni por obligación ni por trabajo, sino como una forma de ocio, de conectar con las personas, de expresarme y hablar de lo que me gusta.
Publicar por publicar, por respetar un calendario o por no quedarte atrás en un logaritmo, hace que todo nuestro contenido pierda calidad porque deja de ser algo que publicas por placer para convertirse en una obligación más. Yo ya tengo muchas obligaciones y no quiero que BWC lo sea, por lo que decidí relajarme un poco. Tanto en el blog como en Instagram.
Quiero que lo que suba sea único y me represente. Creo que es la única ventaja que tiene el hecho de no ser bloguera profesional y debo aprovecharlo. Quiero perdonarme a mí misma si un día o varios días no puedo publicar o si me da por pensar que no lo hago lo suficientemente bien. Y eso es en lo que estoy trabajando ahora mismo y por eso no he querido darme prisa en publicar nuestro viaje.