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Un vestido en un palacio

 



Queridos amigos, estamos todos aquí reunidos para inaugurar oficialmente la temporada de vestidos fresquitos. ¡Aplausos!


Bueno, vale, que sí, que justamente ahora estamos atravesando de nuevo una fase de temperaturas más fresquitas que esos vestidos. Toda la razón. Pero va a volver el solecito y este vestido con volantes y mangas abullonadas de flores me estará esperando en el armario para volver a ser felices juntos. 


Tomamos estas fotos hace unas semanas, cuando estuvimos de visita en el palacio real de La Granja de San Ildefonso, y hacía muy buen tiempo. Hacía años que no pisaba el lugar y nunca tuve la oportunidad de visitarlo y apreciarlo como se merece. Así que hoy no solo os estaré hablando del vestido, sino que os contaré cómo es visitar este real sitio ubicado en la provincia de Segovia.







El vestido que hoy os enseño es de Sfera y vale menos de 30€. ¡¿Qué?! Sí, sí. La mejor inversión de cara al verano, chicas. 


Tiene un escote pronunciado, pero no lo suficiente como para que sea incómodo. Mangas abullonadas que llegan hasta los codos para proteger bien esos hombros del sol (y del fresquito repentino). Un volante en la falda, que a mí me llega hasta los tobillos sin necesidad de cortar el bajo, lo que quiere decir que es una opción TOP para bajitas. Cómodo e ideal para un día en el que no quieras esforzarte demasiado y lucir divina.


Yo ese día me lo puse con manoletinas por la comodidad, pero queda espectacular con cuñas y alpargatas. 


Y lo más importante de todo: ¡tiene bolsillos, amigas! ¡Y son amplios!








Ahora hablamos de la realidad: este vestido es precioso, es cómodo, es divino... pero no es la mejor opción para visitar San Ildefonso. ¿Por qué? Porque al margen del palacio precioso y ese aire versallesco, el real sitio de San Ildefonso tiene unos jardines más grandes que mi pueblo entero. Os cuento.


San Ildefonso se divide en dos: el palacio per se y los jardines. El palacio es lo que se paga por visitar y tiene, más o menos, una hora de visita. Son salas preciosas con múltiples obras de arte por las que vas pasando sin problema como si fueras la reina en sus vacaciones de verano. Los jardines son gratuitos y son otra historia.


Nosotros salimos del palacio, fuimos a comer tranquilamente y volvimos a los jardines a eso de las 15.00 de la tarde. Estuvimos 4 horas. CUATRO. Y no lo vimos todo. Más que nada porque hay diversas zonas cerradas de las que no te informan antes de llegar. Vimos el lago, el laberinto, las mil fuentes (vacías)... Pero no pudimos ver muchas otras cosas.


Os podéis imaginar lo que es caminar (sin mapas) durante 4 horas con esos zapatos por tierra. Acabé muerta. Conclusión: muy mono, muy bonito, pero ve a visitar el palacio con zapatillas, querida.


¿Nos gustó? En general sí. Es una visita muy de mi estilo. PERO tiene problemitas. Está fatal indicado y peor organizado. Y el mantenimiento deja mucho que desear. Estanques sucios, fuentes rotas... Para ser un lugar real destinado al turismo podría hacer las cosas mucho mejor, la verdad.






Fotos: Luxmantica Photos / Manuel Laya

Vestido: Sfera // Manoletinas: Parfois // Bolso: Sfera (old) // Gafas de sol: Parfois (old)

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