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La cara de la ansiedad

Esta entrada es una constante en mi mente. Mis ganas de escribirla van y vienen en según qué circunstancias me encuentre. No obstante, he pensado que ya era hora de decidirme. No tanto por mí, sino por los miles de personas que la sufren en silencio debido al tabú que rodea a los trastornos mentales. Afortunadamente, cada día son más las personas que se animan a admitir que padecen o han padecido ansiedad y/o depresión y mi timeline de Twitter se llena de testimonios de jóvenes que han de convivir con ello.

En algún post he admitido que tengo ansiedad, pero nunca le había dedicado una entrada como tal. En parte por considerarlo algo de mi estricta intimidad que no debería interesarle a nadie, en parte por miedo a ser juzgada y en parte por el temor de perder parte de mi audiencia. Esta vez creo que las circunstancias me obligan a hacerlo si quiero que este mundo empiece a entender.

Hoy os voy a contar mi historia y algunas cuestiones importantes sobre la ansiedad. No lo hago por que crea que mi historia es relevante, sino porque si con ello puedo ayudar a otras personas a aceptarlo y normalizarlo, merece la pena. Espero que este texto no se quede en un amasijo de ideas y emociones.



Como siempre digo, first things first. Sí, tengo ansiedad crónica. No, ahora mismo no estoy en una de esas etapas ansiosas; estoy estupendamente, me siento feliz y estoy tranquila. Y no, eso no significa que se haya pasado. Convivir con este trastorno consiste, en primer lugar, en aceptarlo. Habrá temporadas en las que me sienta ansiosa y habrá temporadas (afortunadamente, las más) en las que no. De hecho, pueden pasar años hasta que me dé una crisis de ansiedad, pero tengo asumido que eso llegará en algún momento.

¿Qué lo causa? En mi caso, diferentes situaciones. En el caso de otras personas, pueden no saber por qué. En cuanto a qué causa el trastorno como tal, eso no lo puedo decir (para eso hay profesionales maravillosos en este campo). Solo sé que en parte es debido a la genética.

Cuando digo "diferentes situaciones" me refiero a momentos vitales inesperados que colapsan con mis expectativas. Esto lo entenderéis más adelante.

Ahora sé que siempre he tenido ansiedad. Antes no lo sabía. Pensaba, simplemente, que era una niña nerviosa. Mi estómago se revelaba en momentos de nerviosismo, como cuando hacía viajes largos. Más adelante, comenzó a pasarme con relaciones afectivas y exámenes importantes. Sin embargo, nada podía determinar que eso era ansiedad y simplemente lo achacaba a otras causas. Todas ellas me llevaban a la misma conclusión: que no era como los demás, porque a mí me sobrepasaban situaciones cotidianas.

¿Cuándo fui diagnosticada? Tras acabar la universidad. Para mí, la universidad había sido como alargar el instituto. Seguía viviendo en casa, mi trabajo era estudiar, seguía estando con los mismos amigos... ¿Qué cambió? Encontrarme de bruces con un mercado laboral precario que no me garantizaba ni media estabilidad.

Esa fue la primera vez que acudí al médico en busca de ayuda. Nunca me había dado una crisis tan aguda. Me oprimía el pecho, tenía insomnio, temblaba constantemente, lloraba sin razón, el corazón me latía a mil por hora, tenía pensamientos muy destructivos, las pesadillas me mataban cada noche... Y, para colmo, tenía muchísimo miedo.

"Relájate, que vas a caer en depresión", me advirtió mi abuelo; "como empieces con pastillas no sales...", me decían por ahí. Yo quería saber lo que me pasaba, pero estaba aterrada de lo que podía significar.

Por suerte, mi médico fue muy tranquilizador. Me dijo que no pasaba nada y que un gran porcentaje de la población padece algún trastorno mental hoy en día. La epidemia del siglo XXI lo llaman. Hasta su mujer tomaba medicación, me dijo. La parte negativa (aún más) era que la ansiedad nunca viene sola. Sí, ansiedad y depresión se dan la mano. ¿Quiere significar eso que tenía depresión? No. Solo que comparten ciertos síntomas y se pueden tratar, por tanto, con la misma medicación.

Y sí, recurrí a la medicación. ¿Porque lo pensé? ¿Porque había hecho una búsqueda concienzuda de información sobre mi "enfermedad"? ¿Porque fue fruto de una meditada decisión? Pues no. Porque, simple y sencillamente, el médico me acababa de diagnosticar, yo estaba más perdida que en un laberinto, y me dijo que era lo que había que hacer. 

Inciso: respeto y comprendo a quienes deciden no tomar medicación, pero hay veces que es necesaria, según el caso. Los trastornos más graves no se van a curar haciendo deporte y meditando. No obstante, la medicación tampoco es el paraíso. Ya está.

Al poco tiempo, volví a la normalidad y pude continuar con mi vida como si ese episodio nunca hubiera pasado. Fui ingenua de pensar que había superado el problema. No fue así. Un año más tarde, bajo otras circunstancias pero con el mismo problema, recaí de nuevo. Como era la segunda vez, intenté adentrarme un poco más para saber qué me estaba pasando y por qué. La conclusión a la que llegué fue esta: no sabía qué hacer con mi vida.

Podéis llamarlo la crisis del cuarto de siglo o como queráis, pero esa era la realidad. Tenía bajo el brazo un título cuya perspectiva profesional era muy baja. Adoraba mi trabajo, eso sí, pero era realista. Finalmente, tomé una decisión profesional y seguí para adelante.

De nuevo, la ansiedad se pasó en un corto espacio de tiempo y seguí con mi vida con normalidad. Pasaron años hasta la siguiente. Oh shit, here we go again. Esa ha sido la última y fue hace casi un año.

Esa es mi historia. Repito: no es relevante, pero puede ayudar a alguien a ver que no está solo, que lo que le pasa es normal y que tiene solución.

Ahora vamos con algunas cosillas sobre el tema.

¿Cómo afecta?

Eso depende de cada persona. Hay quien tiene episodios de unos 10 minutos en los que siente como si le estuviera dando un infarto, hay quien siente que no puede respirar, hay quien se sume en una tristeza inmensa, hay quien se vuelve contra el mundo de forma muy irascible y agresiva... No hay un prototipo, realmente.

En lo que a mí respecta, suelen ser temporadas de uno o dos meses en los que estoy en un estado de ánimo depresivo y parezco más un zombie que una persona. Pierdo peso porque no tengo ganas de comer, tengo pensamientos intrusivos, empiezo a sentir terror por cosas surrealistas, por la noche me muero de sueño pero me despierto en la madrugada sin poder dormir más, lo poco que duermo es acompañada de pesadillas, tiemblo constantemente... 

Por ejemplo, me ha pasado de tener que irme corriendo del trabajo porque empezaba a llorar sin razón ninguna.

En este sentido, puede ser necesario estar un tiempo de baja laboral, pero no siempre es el caso. Del mismo modo, puede ser necesario faltar a clase debido a los síntomas. No hay una respuesta sistemática, pero lo que sí está claro es que SIEMPRE debes priorizar tu salud mental. Si tú no estás bien, nada lo está. Todo lo demás puede esperar.


¿Cómo se remedia?

Milagros no hay, eso tenlo claro. Siempre estará por ahí el gurú de turno que llega con la solución definitiva, que, casualmente, siempre viene acompañada de una suscripción carísima a sus talleres o lo que sea.

Lo que sí hay son pequeñas cosas que te pueden ayudar, como infusiones relajantes, hacer deporte, practicar la meditación, el mindfulness, el yoga, los grupos de apoyo y asociaciones (esto depende del lugar de residencia), tus hobbies... Sé que hay también determinados alimentos que ayudan, pero no entiendo mucho de ese tema en concreto.

Luego, por supuesto, están las opciones profesionales. Acudir al psicólogo o psiquiatra es clave, tomar medicación, ponerse en manos de terapeutas especializados... Se puede recurrir también a herbolarios en busca de asesoramiento, pero hay que tener cuidado. Mientras sí existen terapias que ayudan (OJO: ayudan, no curan), como la aromaterapia o risoterapia, hay que tener muuuucho cuidado con lo que nos venden por ahí y eso de las pseudociencias.

Al final del post resumo algunas de estas ideas con otros consejos y recursos de ayuda. Ya siento que vaya a ser algo barullero, pero es que lo voy escribiendo según me va viniendo a la cabeza.


¿Cómo suele reaccionar tu entorno?

Decir que tienes ansiedad no es fácil. Generalmente, la gente tiende a juzgarte. O bien te tratan como si te acabasen de internar en un manicomio de hace 50 años o bien minimizan tus sentimientos y síntomas. Quiero decir que, o bien te etiquetan como enfermo mental, o bien te dicen que dejes de exagerar y que no es para tanto.

No os voy a mentir, mientras mi primer médico fue muy tranquilizador y me ayudó a normalizarlo, mi segundo médico me recomendó que no lo dijera en el trabajo porque no estaba bien visto. Y eso no es que me sentara muy bien, la verdad.

Por suerte, hoy en día vivo rodeada de personas con mi mismo problema y todos los de mi entorno lo saben y me ayudan muchísimo. No siempre ha sido así, pero acabé desterrando a las personas más tóxicas.

Yo ya no tengo ningún problema en contarlo porque es algo completamente normal, y me gustaría que todas las personas que puedan leer esto que alguna vez lo hayan sufrido sepan que no están solas. Actualmente existe muchísima información y se está visibilizando mucho este trastorno. No solo se escriben multitud de artículos al respecto, sino que muchos famosos han admitido tenerlo también y tener que convivir con ello.


¿Cómo puedo ayudar a una persona con ansiedad?

Dedico este pequeño apartado a aquellos que no tienen ansiedad pero conviven con una persona que sí y les gustaría saber cómo actuar:

  • Normaliza la situación. Un trastorno mental es como otra enfermedad cualquiera. No trates a la persona de forma diferente ni condescendiente.
  • Escucha y no juzgues.
  • Ni si te ocurra decir algo como "pues tranquilízate" o "no estés triste". Puede que la intención sea buena, pero te aseguro que no ayuda nada.
  • Hazle saber que no está sola y que tiene tu apoyo. A veces duele más pensar que los demás pueden abandonarte que el resto de síntomas.
  • Ten paciencia. Puede que esa persona necesite hablarte sobre el mismo tema 5 horas porque es algo que le ronda la cabeza de manera obsesiva, pero no seas borde bajo ningún concepto porque eso le hará aún más daño. También necesitará mucho tiempo para hacer las cosas más cotidianas.
  • Da opciones. Infórmate sobre posibles terapias y soluciones para ayudar a solventar el problema.
  • Cuida su salud. Es probable que la persona con ansiedad no esté dispuesta a cuidarse, pero te aseguro que lo necesita. Necesita dormir, alimentarse bien, mantenerse hidratada, distraerse...
  • Ofrece entretenimiento. Uno de los mayores problemas con la ansiedad es que no paras de darle vueltas a pensamientos obsesivos (tengan o no sentido alguno), por lo que es importante ofrecer un poco de distracción. Hablo de dar paseos, jugar a juegos de mesa, ir al cine...
  • Ofrece consuelo y muestra cariño. Puedes utilizar a otras personas como ejemplo (sobre problemas que le ronden por la cabeza y que esas personas hayan podido solucionar, por ejemplo), limitarte a darle abrazos, contar situaciones similares por las que hayas pasado tú, restarle importancia a los problemas, relativizar la situación, aconsejar que se dé tiempo, darle algún capricho...
  • No le eches en cara su comportamiento ni te enfades. Si realmente te falta al respeto, lo que no está justificado, espera a que esté mejor para decirle cómo te has sentido. La mayoría de las cosas que hace no son meditadas, sino fruto de todo el barullo de emociones que está sintiendo (y esas emociones no siempre tienen una razón lógica).
  • No la evites. Sí, ya sé que no es divertido estar con una persona depresiva, pero piensa que te puede pasar a ti y que te gustaría no estar solo en esas circunstancias. Si la razón de evitarla es porque no sabes cómo comportarte sin empeorar la situación, díselo con tacto, pero no te calles porque puede ser contraproducente. Y, en este caso, recuerda que a veces vale más estar acompañando en silencio que no estar en absoluto.


Consejos y recursos

Por último, me gustaría mezclar aquí unos cuantos consejos y compartir recursos de utilidad. Os recuerdo que yo NO soy profesional, solo hablo desde la propia experiencia con las cosas que me han venido bien a mí de forma individual.

  • Haz deporte. Suena a cliché porque es lo que todo el mundo dice, pero os juro que se dice por algo. El deporte segrega serotonina, lo que se conoce como la hormona de la felicidad, que es básicamente lo que te regula la medicación. A mí personalmente me ayuda mucho dar largas caminatas y salir con la bici por el campo.
  • Medita, practica mindfulness y/o yoga. Yo personalmente me decanto por el yoga y me funciona bastante bien.
  • Para dormir: si vas a tomar algo, que sean productos naturales como la melatonina, pero huye de los productos como la Dormidina y derivados, pues pueden ser contraproducentes. Y lo que es muy importante: cuida la higiene del sueño. En esta entrada os dejé mis mejores consejos.
  • Cosas que ayudan: los libros de autoayuda. Perdón por la redundancia, pero es verdad que un buen libro puede ayudarnos a sentirnos mejor o a que aprendamos a autorregularnos. Eso sí, elígelo bien ayudándote de reseñas, porque muchos de ellos son solo vendehumos o pueden ser contraproducentes.
  • Cosas que ayudan: nunca me canso de recomendar el podcast Entiende tu mente. Dan muchísimos consejos profesionales, te ayudan a entender mejor cómo funciona este trastorno y escucharles es muy relajante. Yo lo suelo escuchar a través de Spotify, pero están en varias plataformas.
  • No te guardes todo para ti, comparte tus sentimientos con los demás. Tus amigos, pareja o familia están ahí para ayudarte, pero no podrán hacerlo si no te abres a ellos.
  • Acude a terapia psicológica: si bien lo de ir al médico lo dejo bajo tu criterio, sí recomiendo encarecidamente acudir a un psicólogo. Lo más exitoso contra la ansiedad es la terapia cognitivo-conductual (aunque yo he probado también una rama del psicoanálisis y me ha ido estupendamente), así que busca profesionales de tu zona que ofrezcan este servicio y que estén especializados en esto.
  • Consejo: sé un espectador de tu propia mente y no participes en lo que piense. Uno de los mejores consejos psicológicos que me han dado es distanciarte de lo que pienses. Es como si pudieses mirar tus propios pensamientos como un cine, sin tomar parte en ellos, hasta que se vayan. Es difícil de explicar y de poner en práctica, pero os juro que ayuda muchísimo.
  • Intenta parar tus pensamientos. La rumiación es una de las cosas que más daño hacen y, por lo tanto, tienes que poner todo tu esfuerzo en pararlo. En cuanto veas que estás dándole vueltas a lo mismo, manda a tu mente parar. En este sentido, una vez leí que puede ayudar que trates a tu ansiedad como un ente externo y le digas directamente que "no".
  • Mímate. ¿Que te apetece comerte un dulce porque te hace sentir mejor? Pues te lo comes. ¿Que te apetece darte un caprichito? Pues te lo das. Lo importante es tu salud mental. Lo demás ya lo solucionarás después.
  • Vive el momento. Hoy es hoy, y es lo que importa. Mañana no existe. Si mañana hay un problema, lo resolverás entonces, pero hoy no tiene sentido. Recordarte este mantra es muy importante para evitar la anticipación.
  • Recuérdate que la mayor parte de tus miedos no se van a hacer realidad.
  • Cosas que ayudan: el diario de los cinco minutos o five-minute journal. Este pequeño cuadernito te obliga a reflexionar cada día sobre las cosas por las que estás agradecido y las cosas que puedes hacer por ti mismo.
  • Date tiempo. No pasa nada porque hoy no puedas hacer algo. Tómate el tiempo que necesites para ti mismo. Todo llegará cuando tenga que llegar.
  • Evita compararte con los demás. Piensa que cada persona tiene sus propias circunstancias y sus husos horarios. Ni ellos van a vivir tu vida ni tú vas a vivir las suyas; jugáis en ligas totalmente diferentes.
  • Reflexiona sobre tu situación. Paliar los síntomas es vital, sí, pero quizá más importante es dar con el quid de la cuestión. ¿Qué razón hay para que te encuentres así? ¿Y qué puedes hacer para solucionar eso? En mi caso fue cambiar mi carrera profesional, por ejemplo.
  • Busca métodos de evasión. Puede ser dedicarte a tus hobbies, pasar tiempo con tu mascota, refugiarte en tu trabajo, ir al cine, escribir... Cualquier cosa que te ayude a no pensar.
  • Relájate con deferentes técnicas. Además del yoga y ese tipo de ejercicios también hay otras técnicas de relajación. Desde un masaje hasta diversos ejercicios prácticos. Aquí me gustaría añadir las terapias que nos pueden ayudar, como la musicoterapia, la aromaterapia, la risoterapia... Como dije anteriormente: esto no te va a curar, pero te va a ayudar a llevarlo mejor. Todo suma, en definitiva.
  • Practica la respiración profunda. Aprender a respirar puede ser la clave para superar tus peores momentos. Una búsqueda rápida por Internet te va a enseñar cómo hacer una respiración profunda, la cual puedes hacer en cualquier lugar y en cualquier momento. Mi técnica es coger el aire en 4 segundos, mantenerlo en otros 4 segundos y soltarlo en 6 segundos.
  • Cosas que ayudan: las infusiones relajantes. Ya sea una tisana, una infusión de valeriana, una tila, pasiflora... Las plantas tienen cualidades relajantes que nos ayudan a superar algunos episodios de ansiedad y nerviosismo.
  • Evita el té y el café. Si bien las infusiones ayudan muchísimo, el té y el café hacen el efecto contrario, así que evítalos.
  • Infórmate sobre alimentación adecuada. Yo en esto no puedo arrojar mucha luz, pero sí sé que algunos alimentos ayudan más que otros. Por ejemplo, el plátano contiene triptófano y, por tanto, es bueno para evitar el insomnio. Mi madre, además, me obligaba a tomar una naranja al día gracias a su vitamina C.

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