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Trucos y consejos para el cambio de armario

Aunque el tiempo nos confunda, ya estamos en otoño y sabéis lo que significa eso: la hora del cambio de armario. El cambio de armario es un ritual que realizamos dos veces al año, en otoño y en primavera, para ser más eficientes en el control del espacio y de las prendas que tenemos. La razón aquí: es absurdo gastar espacio en vestidos fresquitos cuando jamás te los vas a poner a cero grados.

Lo que para unos es un gran momento que hay que celebrar (🙋), para otros es un nido de ansiedad y cosas malas que no saben por dónde coger. Ahora que estamos en la época perfecta para comenzar a planificarlo (para hacerlo igual tendremos que esperar a que no haga 25 grados ahí fuera...), mi intención es ayudar a aquellos que lo llevan un poco regular para que sea un trabajo rápido, eficiente y no tan doloroso.




1- Saca todo

Sí, has leído bien. No llores y hazme caso. Todo irá mucho mejor si vacías el armario por completo. Tu yo del futuro te lo agradecerá con dulces de chocolate. Sé que puede parecer abrumador, pero en realidad sacar todo es algo bastante sanador y te ayuda a coger perspectiva de lo que realmente tienes.

*Consejo extra opcional: aprovecha que el armario está vacío para limpiarlo.



2- Separa

Ahora es cuando comienza lo bueno. Clasificar la ropa es mi parte favorita. Lo mejor es hacer tantas categorías como necesites, pero propongo las siguientes:

- Fuera de temporada: pon en un montón todas las prendas que ya no se apliquen al clima. Si ahora estamos en otoño-invierno, quita las de primavera-verano. No hablo de prendas versátiles que te puedes poner en las cuatro estaciones, como una camiseta de manga corta, sino de prendas que sabes que jamás podrás ponerte esta temporada.

Lo mejor es conservar estas prendas en bolsas aspirables, ya que ahorra mucho espacio, y sacarlas del armario hasta el año que viene.

- Básicos: identifica tus prendas básicas para encontrarlas rápidamente. Te ayudará mucho saber en qué lugar guardas esas prendas comodín como camisas blancas, pantalones negros, chaquetas lisas...

- ¿Me lo quedo o no me lo quedo?: el cambio de armario es un momento crucial para desterrar ropa que ya no usamos. Puedes hacerlo con toda la ropa, pero yo aconsejo nadar en mares más pequeños. Lo que yo suelo hacer es guardar toda la ropa de fuera de temporada en bolsas herméticas, sin distinción, y abrir las bolsas de la nueva estación, en este caso otoño-invierno. Es con esas con las que hago la purga. A las otras ya las veré el año que viene en el mismo proceso.

Quédate con lo que estés seguro de lo que vas a usar. Dona, regala o vende aquello que ya no usas y que ocupa un espacio que podrían ocupar cosas que te gusten más. ¿Qué hacemos con esas prendas dudosas? Las ponemos a prueba. Espera a la siguiente limpieza y si ves que esta temporada tampoco te las has puesto, adiós. Una idea muy buena es colocar todas las perchas al revés para saber qué prendas ni siquiera has descolgado del armario.



3- Decide la organización

Sé que suena complicado, pero no lo es tanto. Cada persona se crea su propio sistema, pero hay algunas preguntas que hay que hacerse.

- ¿Lo cuelgo de la percha o lo doblo?: importante. No es que sea la decisión más trascendental de tu vida, pero es conveniente pensarlo un momento. Cada persona es un mundo y tiene sus circunstancias, por lo que no existe una forma verdadera. Personalmente, yo solo doblo camisetas, jerséis, sudaderas y pijamas. El resto lo cuelgo en perchas. Eso sí, es conveniente colgar los vestidos para que no se arruguen, y los abrigos porque doblados ocupan mucho espacio.

- Por colores: hay quien aconseja colocar la ropa por colores para posterior facilidad. Yo tengo otro sistema, pero reconozco que es muy buena idea.

- Por categorías: así es como ordeno yo mi armario. Las camisas en un lado, las chaquetas en otro, los pantalones juntos, las faldas... y etc. Dentro de esas microsecciones no me da para ordenar por color y tampoco tiene mucho sentido. Repito: al gusto de cada uno.



4- opcional: planifica

Yo esto no lo hago porque sería muchísimo trabajo, pero reconozco que también es muy buena idea. Lo recomiendo para el que tenga tiempo y ganas, pues le vendrá muy bien.

Hay quien apunta todos sus artículos en una hoja de cálculo, quien utiliza imprimibles bonicos para mantener el control de lo que tiene o quien tira por el lado creativo y realiza un moodboard de su estilo para saber qué quiere tener y qué no. Todas las opciones son fantásticas, pero solo es voluntario. La ventaja es que siempre sabrás fácilmente qué tienes en tu armario.

PD: esto siempre me ha recordado a la película Clueless





5- Empieza por los básicos

Seamos realistas: lo que más usamos son los básicos. Por eso es necesario tenerlos siempre a mano, en el lugar más cómodo para ti. Empieza a colocar tu ropa comenzando por esta sección y continúa a partir de ahí como mejor te venga.



6- Coloca los complementos

Una vez que ya tenemos controlada toda nuestra ropa es momento de pensar en los complementos. Pañuelos, gorros, bufandas, collares... Lo que tengamos. Lo mejor en este caso es seguir los mismos pasos: separar, decidir dónde lo vamos a colocar y cómo y comenzar por lo más básico. No obstante, aquí sí que os aconsejo el uso de cajas y otros artículos de organización.

Las cajas, cestas, bolsas y demás no solo permiten que encontremos fácilmente lo que estamos buscando, sino que ayudan a mantener el armario siempre ordenado (lo cual, para algunos, es una fantasía). Además, permiten tener el armario decorado por dentro, lo cual es un plus.



7- Termina con los zapatos

Ahora que ya tienes una base sólida sobre lo que compone tu armario y lo que ya no quieres en él, es momento de ponerse con el calzado. Sigue exactamente la misma estrategia de los pasos anteriores y también piensa en la utilización de cajoneras y demás para su organización. Si prefieres que los zapatos vayan en cajas, no olvides etiquetar bien las cajas, pues buscar luego unos zapatos caja por caja es un auténtico rollo.


1 comentario

  1. El cambio de armario es un ritual de renovación. Trucos como la organización por estaciones y colores, junto con consejos para maximizar el espacio, transforman la transición de temporadas en un arte práctico.

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