Últimamente no hago más que encontrarme gente indecisa. Personalmente, odio tomar decisiones y es algo que me supone pasar por una temporada de dolores de estómago (por no decir de cabeza), asà que lo entiendo perfectamente. Concretamente, muchos de los adolescentes con los que hablo, normalmente hermanos de amigos o hijos de compañeros de mi madre, están pasando el peor tiempo de su vida intentando averiguar qué es lo que quieren hacer en el futuro o qué opción tomar con respecto a sus estudios.
Por si hay alguien que se sienta identificado con la descripción, yo no voy a solucionar ese problema, quiero que lo sepas, pero quiero ayudar a que consigas llegar a la decisión haciendo que te sientas menos nervioso. Dicho por alguien que ha terminado sus estudios, los que siempre quiso hacer, no hay literalmente nada de lo que preocuparse.
Elegir una carrera, ya sea universitaria o no, es un paso importante, sÃ, pero no lo suficiente. Una carrera, aunque ahora puedas pensarlo, no va a definir tu vida. Ni siquiera tu trabajo. En muchas ocasiones tan solo es un mero trámite.
Es evidente que ahora no lo ves asÃ. Yo tampoco lo veÃa asÃ. Lo pasé terriblemente mal en el verano anterior a empezar la universidad y ese malestar no se me pasó hasta que tomé una decisión. CreÃa que estaba tomando la decisión más trascendental de mi vida, pero estaba completamente equivocada. Y te diré por qué.
Foto hecha por Manuel Laya.
Por si nunca me habÃais visto trabajando. Estaba en un pleno de la Diputación.