Hubo una entrada que nunca llegué a publicar. Era larga y llena de reflexiones sobre lo que estaba pasando en mi vida. Y es que, como ya os conté, el fin de mi etapa de máster me provocó una ansiedad terrible con la que tuve que lidiar. Afortunadamente, le gané la batalla. Pero para ello tuve que entender qué me estaba sucediendo y por qué. La respuesta a eso fue muy simple: tenÃa miedo.
Cometemos un grave error subestimando al miedo. El miedo no es solo esa sensación que tenemos cuando creemos que hay monstruos en el armario. El miedo es algo tan común que podemos llegar a experimentar varias veces en un solo dÃa y en situaciones cotidianas. Miedo a que nos dejen solos, a ser peores que los demás en algo, a encontrarnos a alguien no deseado por la calle, a que nos despidan del trabajo, a no dar la talla en una tarea... En mi caso, tenÃa miedo a qué me esperaba después. A no creer si serÃa capaz de estar en un puesto de trabajo, o tan siquiera encontrarlo.
¿Sabéis cuál es la reacción más lógica ante el miedo? Huir. Sin embargo, la mejor manera de superar un miedo y que este se vaya de nuestra cabeza para siempre es enfrentarlo. Asà que, sin esperar a que nadie me dijera lo que tenÃa que hacer, eso hice, pedir prácticas en un periódico y salir al mundo laboral de un saltito.
No solo perdà el miedo, sino que me encantó hacerlo. He aprendido mucho en estos tres meses, he conocido partes de mà misma que pensaba que no existÃan y me he puesto a prueba constantemente, sin permitirme decir que no a nada. El resultado ha sido maravilloso y una de las mejores experiencias de mi vida. Hoy he realizado mi última rueda de prensa como becaria en La Crónica de Salamanca, y quiero compartir con vosotros todo lo que he aprendido.